Julio 2009 Voz de la Revolución

¡Todos a apoyar al pueblo de Honduras!

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Que Zelaya regrese al poder y se rompan todos los lazos con los golpistas ¡Ya!

Todos a apoyar al pueblo de Honduras

Voz de la Revolución saluda la Resistencia del pueblo de Honduras contra el golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya del poder. Han continuado las manifestaciones cada día desde el golpe efectuado el 28 de junio. Esto incluye manifestaciones de organizaciones de trabajadores, campesinos, jóvenes, indígenas y otras muchas, así como el entallamiento de huelgas.

La demanda firme y clara del pueblo de Honduras y de todos los pueblos del mundo es que el presidente Zelaya debe regresar al poder y el orden constitucional sea restaurado de inmediato. Los hondureños han dicho que no van a negociar esta demanda básica, porque es tanto como negociar la democracia. Voz de la Revolución hace un llamado al gobierno de EUA para que insista en que los golpistas cedan y apoyen a garantizar el retorno del presidente Zelaya para que complete su período de gobierno. Esto no es negociable y es necesario para que vuelva a instalarse el orden constitucional. El hecho de que EUA insista en negociar con los líderes golpistas el regreso de Zelaya significa insistir en darles legitimidad y tiempo para que sigan reprimiendo aún más al pueblo. Zelaya debe de regresar al poder ahora mismo y los EUA deben romper todos sus lazos con los líderes del golpe.

El gobierno golpista bloquea la democracia
La Organización de Estados Americanos (OEA) demandó que los organizadores del golpe militar renuncien y restauren a Zelaya en el poder para el 4 de julio. Ellos se negaron. Cuando el 5 de julio Zelaya trató de regresar a Honduras, acompañado por el Presidente de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Miguel D. Escoto, el embajador de Honduras a la OEA, Carlos Sosa y la ministra del exterior de Honduras Patricia Rodas –los golpistas bloquearon la pista de aterrizaje del aeropuerto con vehículos militares para impedir el aterrizaje, el avión de Zelaya hizo tres arriesgados intentos de aterrizar pero no pudo. Entonces tuvo que volar a Nicaragua.

Entonces las cien mil personas que llegaron al aeropuerto para recibir a Zelaya enfrentaron la represión violenta del gobierno golpista, que asesinó a dos personas, incluyendo a un joven. El gobierno de los Estados Unidos de América no condenó esta represión y permaneció callado en lo que respecta a las acciones del gobierno golpista de suspender los derechos constitucionales, detener periodistas e impedir a los medios de comunicación que dieran las noticias. El gobierno gorila impuso un toque de queda de 6 pm a 6 am y persiguió y detuvo a miembros del gabinete y familiares de Zelaya.

Mientras que EUA ha dicho que apoya el retorno al poder de Zelaya, en los hechos ha actuado para darle legitimidad el gobierno golpista para que se quede en el poder. Sigue mandando alrededor de 180$ millones de dólares a los líderes criminales quienes además pudieron venir a EUA y hablar con los Congresistas.

El asesor en Seguridad Nacional del presidente Obama, Jim Jones estuvo en contacto directo con los militares Hondureños, antes, durante y después del golpe militar, así como estuvieron presentes otros funcionarios. Aún así la administración de Obama no les advirtió claramente que si desarrollaban el golpe, los EUA romperían todos los lazos con el que sería un gobierno ilegal y antidemocrático. A la fecha no ha roto los lazos a pesar de la brutalidad militar contra los manifestantes, y que el gobierno golpista se ha rehusado a admitir la demanda de la OEA permitiendo el regreso de Zelaya.

Con su silencio y sus acciones EUA continúa apoyando la rica elite de Honduras y su imposición militar, mientras tratan de aparentar que se opone al golpe. Los EUA están mostrando que no están contentos con la forma que los militares usurparon el poder en Honduras pero sí con el hecho de que tomaron el poder. Por eso continúan contactando y apoyando al gobierno golpista y sus demandas sobre el presidente Zelaya para que éste las negocie.

Estas demandas se mostraron cuando el presidente Zelaya se reunió con la secretaria de Estado Hillary Clinton el 7 de julio. Zelaya dejo en claro que su retorno al poder no es negociable pero que él de manera pacífica participaría en los esfuerzos para resolver la situación actual. En su boletín de prensa después de la reunión, Clinton no hizo un llamado para que Zelaya sea reinstalado en el poder como el primer paso necesario para que se restaure la democracia y el orden constitucional.

En vez de esto ella presento la situación como si ambas partes estuviesen mal. Ella dijo, “Yo le reiteré (a Zelaya) que los Estados Unidos apoyan la restauración del orden constitucional en Honduras. Nosotros seguimos apoyando los esfuerzos regionales a través de la OEA para lograr una resolución pacífica que sea consistente con los términos de la Carta Democrática Interamericana”: Ella no condenó la violencia del gobierno golpista contra los manifestantes, limitándose a expresar “nuestro profundo pesar sobre los eventos trágicos que se desarrollaron los últimos días.” Luego dijo “Llamamos a todas las partes a restringirse para no cometer actos de violencia y para buscar a través del dialogo una solución pacífica, constitucional y duradera a las serias divisiones en Honduras.

Son los líderes golpistas quienes han utilizado la violencia militar contra el pueblo y contra el presidente Zelaya. Es improcedente el respaldo de EUA a los golpes de Estado y muestra una postura contra la democracia y el orden constitucional. Obama debe actuar ahora insistiendo que los líderes golpistas dejen el poder de inmediato y rompiendo todos los lazos con éste gobierno ilegítimo.

Demandamos, como primer paso, que el presidente Zelaya sea reinstalado en el poder, solo así se restaurará la democracia y el orden constitucional. Zelaya es quien fue electo presidente, encabeza el gobierno reconocido a nivel mundial, por la ONU, la OEA, el Grupo Río y otros. Antes del golpe, él estaba organizando un referéndum no obligatorio para que en las urnas en noviembre se preguntara a la gente si quieren tener una asamblea constituyente con el fin de redactar una nueva constitución.

Mientras que el monopolio de medios ha insistido repetidamente que el único propósito de Zelaya era extender su período de gobierno, de hecho el buscaba darle al pueblo una oportunidad para expresar su opinión, y si así lo decidían, votar en un referéndum en noviembre sobre el establecimiento de una asamblea constituyente. Ambas, la encuesta de opinión y el referéndum de noviembre dan oportunidad de incrementar la democracia, haciendo más grande el rol que juega el pueblo.

El golpe se organizo para bloquear ésta dirección e incluso el paso mínimo del referéndum no obligatorio. Al rehusarse a insistir que los golpistas dejen el gobierno de inmediato, el gobierno de EUA está respaldando el ataque contra la democracia. Nosotros decimos ¡NO! ¡Vamos todos a apoyar al pueblo de Honduras!

¡Viva la Resistencia en Honduras!
¡Reinstalación del Presidente Zelaya en el Poder!
¡Que se Rompan los Lazos con el Gobierno Golpista!

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Continua la resistencia contra el golpe Honduras

El Frente Popular de Resistencia dice NO a negociar la democracia

La Resistencia contra el golpe de Estado efectuado el 28 de junio en Honduras ha continuado sin parar. A pesar del toque de queda y la represión militar, se han organizado múltiples manifestaciones por todo el país, con puentes y carreteras bloqueadas, trabajadores y maestros en huelga. El 8 de julio el pueblo realizó un bloqueo y paralizó la Carretera Internacional a Nicaragua para dar un fuerte golpe contra la rica élite de Honduras que apoya el golpe. Los manifestantes caminaron por las carreteras a lo largo del país cantando ¡¡Adelante, adelante que la lucha es constante!! Y ¡Queremos a Mel! que es el apodo del presidente constitucional Manuel Zelaya. Las manifestaciones han continuado todos los días con la demanda unitaria que exige que el presidente Zelaya sea restituido en su puesto y se reestablezca el orden constitucional. Los líderes militares y golpistas han sido condenados por actuar en contra del orden constitucional, usando la fuerza militar para secuestrar y remover a Zelaya y suspender los derechos constitucionales.

El domingo 6 de Julio se organizaron manifestaciones en Tegucigalpa, la capital, para celebrar el intento de Zelaya de regresar al país. Sin embargo el gobierno ilegal golpista se rehusó a permitir el aterrizaje bloqueando las pistas del aeropuerto con vehículos militares. De acuerdo a los reportes de prensa, la represión militar contra 120,000 personas alrededor del aeropuerto que esperaban al presidente Zelaya tuvo el saldo de dos personas asesinadas- incluyendo a un joven – y cientos de heridos.

Mientras que el gobierno de EUA no denunció ésta represión ni rompió lazos con el gobierno golpista a raíz de sus acciones antidemocráticas. La secretaria de Estado Clinton se reunió con el presidente Zelaya. Ella lo instó a negociar con el gobierno golpista anticonstitucional que usurpó el poder a través del golpe de Estado militar.

Esas negociaciones se organizaron en Costa Rica, , donde el presidente de Costa Rica, Oscar Arias se reunió por separado con Zelaya y con el líder del golpe Roberto Micheletti.

El presidente Zelaya dejo en claro ante Clinton que su retorno al poder como presidente electo no es negociable. El acordó discutir las medidas necesarias para que su retorno se realice de manera pacífica. Reiteró que él no va a negociar su retorno, diciendo que hacerlo sería como aceptar condiciones de un criminal que secuestró a tu familia.

Las variadas organizaciones políticas y sociales del Frente Popular de Resistencia en Honduras dieron a conocer una declaración afirmando que el regreso del presidente Zelaya al poder es un requisito para la democracia en Honduras y que en esta ocasión ellos no van a negociar la democracia. El Frente dijo que la restitución incondicional del presidente de la República, Manuel Zelaya para que concluya su período en el cargo para el cual fue electo “no es negociable”. Su regreso es necesario para volver al orden constitucional en Honduras y que los militares deben someterse a éste orden, según dejaron claro en su declaración. El Frente enfatizó que el regreso de Zelaya no requiere de negociaciones o condiciones sino que más bien el gobierno golpista debe de inmediato dejar el poder.

La declaración del Frente, defendió el derecho del pueblo a manifestarse en contra del golpe y denunció la represión violenta del gobierno golpista. Dijeron “debido a la situación que se presentó debido al golpe de estado planeado y ejecutado por la oligarquía política, religiosa y militar, el pueblo ha actuado en legítima defensa de su derecho de participar, continuando una insurrección pacífica y popular contra el gobierno dictatorial. Las manifestaciones y bloqueo de carreteras han continuado.

El jueves 9 de Julio se desarrolló la doceava jornada consecutiva de la Resistencia del pueblo de Honduras contra el golpe militar. El pueblo se ha atenido a su demanda de que las acciones continúen hasta que el presidente Zelaya regrese a su cargo. El movimiento popular contra el golpe crece cada día, dijo Isamel Salinas, uno de los líderes de la Resistencia. “Honduras se une en la lucha que no va a parar hasta que Manuel Zelaya regrese a la presidencia”, declaró a Prensa Latina en el mitin del 8 de julio.

Salinas es el secretario general de la Federación Unitaria de los Trabajadores Hondureños uno de los tres sindicatos que forman el Frente Nacional contra el golpe de Estado. El frente también incluye organizaciones rurales, estudiantiles, juveniles, de derechos humanos, ambientalistas, de mujeres y organizaciones sociales.

La periodista Eva Golinger escribe que las acciones del 8 de Julio incluyeron “cerrar las principales carreteras, hacer huelgas y mantener un frente de Resistencia popular para mantener la unión del pueblo contra el gobierno golpista.

Hay reportes de más de 600 detenidos por parte de las fuerzas armadas entre los simpatizantes de Zelaya. “Hubo mítines en el sector este de la capital y en la carretera que une a la ciudad con la zona este del campo, principalmente los departamentos de Olancho y Paraíso,” según reporta Prensa Latina.

En otras noticias se da a conocer que después de haber sido perseguida junto con su familia la Primera Dama de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, el 6 de Julio encabezó una marcha masiva en Tegucigalpa por la democracia, contra el golpe de Estado y por la restauración del presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya. Hablando en el mitin, Castro expresó su solidaridad con el pueblo de Honduras y las familias de las víctimas del régimen golpista dictatorial, al tiempo que llamó al pueblo a seguir adelante con la lucha y a no tener miedo “porque lo que hacemos es correcto.”

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Proclama del presidente Manuel Zelaya

4 de julio de 2009

Compañeros y compañeras;
Compatriotas hondureños:
Les habla su presidente Manuel Zelaya Rosales.
Quiero decirles que el destino de mi vida está ligado al destino del pueblo hondureño.

En la mañana del 28 de junio, mientras me prestaba a ir a ejercer mi voto en una encuesta popular promovida por el pueblo hondureño, fui víctima de atropellos, de asalto y de violación, secuestro, fui apresado y expulsado de mi país por las fuerzas militares de Honduras; fuerzas militares que hoy se han prestado y están en complicidad con la élite voraz que exprime y asfixia a nuestro pueblo. Obedecen sus órdenes, no defienden nuestra nación ni la democracia.

Este zarpazo es en contra de la nación hondureña y ha puesto en evidencia ante el mundo que en Honduras todavía hay una especie de barbarie y personas que no tienen conciencia del daño que les hacen a nuestro país y a las futuras generaciones.
A través de estos medios de comunicación exijo a que continuemos con la participación del pueblo, que es el actor principal de nuestra democracia y de las soluciones que puedan tener los grandes problemas de pobreza y desigualdad que vive nuestra nación.

Los hondureños hemos enfrentado muchos problemas y siempre hemos sabido unirnos para salir adelante, y esta es una gran oportunidad para demostrarle al mundo que los hondureños somos capaces de enfrentar estos problemas y de salir adelante, a pesar de los obstáculos de esta secta criminal que hoy pretende apropiarse de los destinos de nuestra nación y de nuestros hijos.

Hablo a ustedes, golpistas, traidores, judas que me besaron la mejilla para después darle un gran golpe a nuestro país y a la democracia.

Deben de rectificar en el menor tiempo posible, están rodeados. El mundo les ha hecho un vacío, todas las naciones del mundo los han condenado, sin excepciones, hay un repudio general contra ustedes; no van a pasar en vano sus hechos, porque los tribunales internacionales tendrán que rendirles cuentas por el genocidio que están haciendo en nuestro país, al suprimir las libertades, al reprimir a nuestro pueblo.

Yo estoy organizando mi retorno a Honduras. Les pido a todos los campesinos, a las amas de casa, a los pobladores, a los indígenas, a los jóvenes, a los diferentes grupos de organizaciones de trabajadores, empresarios; diferentes amigos políticos que tengo en todo el territorio nacional: alcaldes, diputados, que me acompañen en mi regreso a Honduras, que es el regreso del Presidente electo por la voluntad soberana del pueblo. Es el único medio de elegir presidentes en Honduras, no perdamos nuestro derecho, no permitamos que particulares empiecen a tomar las decisiones que corresponden al pueblo hondureño a través de su legitimidad y de su voluntad popular.

Estoy dispuesto a hacer cualquier esfuerzo, cualquier sacrificio por obtener la libertad que nuestro país necesita.

¡O somos libres o seremos esclavos en forma permanente, si no tenemos el valor de defendernos!

¡No lleven armas, ninguna arma! Practiquen lo que yo siempre he predicado: la no violencia. Que ellos sean los que lleven la violencia, las armas y la represión, y los hago responsables a los golpistas de cada vida, de cada persona, de cada integridad física y de la dignidad del pueblo hondureño.

Nosotros nos vamos a presentar al aeropuerto internacional de Honduras en Tegucigalpa con varios presidentes, varios miembros de comunidades internacionales, y el día domingo, este domingo estaremos en Tegucigalpa abrazándolos, acompañándolos, para hacer valer lo que tanto hemos defendido en nuestra vida, que es la voluntad de Dios a través de la voluntad del pueblo.

Saludos, compatriotas.
¡Que Dios nos proteja y nos bendiga a todos!

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Manifestación para Oponerse al Golpe Militar en Honduras

Detroit, Michigan

¡Demandamos la restauración de Manuel Zelaya como Presidente de Honduras! ¡Demandamos que EUA corte toda la ayuda económica y militar a la Junta Militar!

El domingo 28 de junio, el presidente Manuel Zelaya, democráticamente electo fue derrocado por los militares Hondureños entrenados y equipados por los EUA. Los soldados hondureños invadieron la residencia del presidente Zelaya mientras dormía, y por la fuerza lo exiliaron a Costa Rica, apenas unas horas antes de que se llevara a cabo el referéndum nacional.

Se ha reportado que los embajadores de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Honduras fueron secuestrados junto con la Ministra de Relaciones Exteriores Patricia Rodas, y que fueron golpeados por las fuerzas militares hondureñas.

Mientras que el presidente Obama declaró que él está “profundamente preocupado” y que el golpe es ilegal, la Secretaria de Estado Hillary Clinton declaró que el gobierno de EUA no ha calificado al golpe militar como golpe militar. ¿Y porqué? Tal paso requeriría, de acuerdo a la ley de EUA que se corte casi toda la ayuda a Honduras por parte de Estados Unidos. Además de la ayuda al gobierno de Honduras y a los militares, se otorga ayuda a varios grupos de derecha y partidos políticos, por parte de entidades como USAID, la NED (National Endowment for Democracy — Apoyo Nacional para la Democracia), el Instituto Republicano Internacional y el Instituto Democrático Nacional para los Asuntos Internacionales.

Mientras EUA niega que esté involucrado en el golpe, por lo menos dos de los líderes del golpe han recibido entrenamiento por parte de la Escuela de las Américas del Pentágono ubicado en Fort Benning, Georgia, conocida por muchos como la Escuela de los Asesinos. Desde 1960 casi todos los golpes militares en América Latina – y ha habido muchos- lo han dirigido graduados de la Escuela de los Asesinos y han sido apoyados por el gobierno de EUA:

Más aún, EUA mantiene alrededor de 550 soldados y 650 civiles en la Base Aérea Soto-Cano en Honduras, que es la seda de las Fuerzas Aéreas de Honduras y de la Academia Naval.

Y que no se nos olvide que EUA ha mandado fuerzas militares en varias ocasiones para proteger los intereses de la United Fruit Company (ahora conocida como Chiquita) y la Standard Fruit Company (ahora Dole).

El pueblo de Honduras está en las calles protestando y resistiendo al ejército. Mientras que el lunes en la tarde hubo reportes sobre varios batallones militares hondureños rehusándose a apoyar el golpe.
Únete el 1 de Julio en solidaridad con el pueblo de Honduras.

La marcha inicia en MECAWI, el Comité de Emergencia de Michigan en contra de la Guerra y la Injusticia, Latinos Unidos de Michigan y el Intercambio Cuba-Trabajadores.

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Washington y el golpe de Estado en Honduras: aquí están las pruebas

Eva Golinger, 13 Julio, 2009

• El Departamento de Estado tenía conocimiento previo del golpe.
• El Departamento de Estado y el Congreso de EEUU financiaron y asesoraron a los actores y organizaciones hondureñas que participaron en el golpe.
• El Pentágono entrenó, capacitó, financió y armó al ejército hondureño que perpetró el golpe y sigue reprimiendo al pueblo de Honduras.
• La presencia militar estadounidense en Honduras, que ocupa la base militar de Soto Cano (Palmerola), autorizó el golpe de Estado con su complicidad tácita y la negativa a retirar su apoyo a los militares hondureños.
• El embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, coordinó la expulsión del poder del presidente Manuel Zelaya, junto con el subsecretario de Estado Thomas Shannon y John Negroponte, quien trabaja actualmente como asesor de la Secretaria de Estado Hillary Clinton.
• Desde el primer día del golpe, el gobierno de Washington ha hablado de las “dos partes” involucradas y la necesidad de un “diálogo” para restituir el orden constitucional, legitimando de esta forma a los golpistas.
• El Departamento de Estado se ha negado a calificar legalmente los sucesos de Honduras como un “golpe de Estado”, no ha suspendido ni congelado su apoyo financiero y el comercio con el país, ni ha tomado medidas para presionar eficazmente al gobierno de facto.

Washington manipuló a la Organización de Estados Americanos para alargar el tiempo de debate sobre lo que había que hacer y así no apoyar el regreso inmediato del presidente Zelaya al poder, como parte de una estrategia que sigue en pie y simplemente busca legitimar al gobierno de facto y desgastar al pueblo hondureño que todavía se resiste al golpe.

La Secretaria de Estado Clinton y sus voceros dejaron de hablar del regreso del presidente Zelaya al poder luego de la designación de Oscar Arias, presidente de Costa Rica, como “mediador”, y ahora califican al dictador que asumió el poder ilegalmente durante el golpe, Roberto Micheletti, como “presidente interino”.

La estrategia de “negociar” con los golpistas fue impuesta por el gobierno de Obama como una manera de desacreditar al presidente Zelaya –culpándolo por los hechos que provocaron el golpe– y legitimando a los golpistas.

Congresistas estadounidenses –demócratas y republicanos– organizaron una visita de unos representantes de los golpistas de Honduras a Washington, a los que recibieron con honores en diferentes instituciones de la capital estadounidense.

A pesar de que fue el senador republicano John McCain quien coordinó la visita de los golpistas a Washington a través de un bufete de lobby, The Cormac Group, actualmente es el abogado de Bill Clinton y amigo cercano de Hillary, Lanny Davis, a quien se ha contratado como “lobbista” para lograr la aceptación pública de Washington del gobierno de facto en Honduras.

Otto Reich y el venezolano Robert Carmona-Borjas, quien fue abogado del dictador Pedro Carmona durante el golpe de Estado de Venezuela en Abril de 2002, ayudaron desde Washington a preparar el escenario para el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras.

El equipo de diseño del golpe de Estado en Honduras designado por Washington también incluía a un grupo de embajadores de Estados Unidos recientemente nombrados en Centroamérica, expertos en la desestabilización de la revolución cubana, y a Adolfo Franco, ex encargado del programa de Cuba de la USAID.

Nadie duda de la implicación de Washington en el golpe de Estado de Honduras contra el presidente Manuel Zelaya que comenzó el pasado 28 de junio. Muchos analistas, dirigentes, e incluso presidentes, lo han denunciado. Sin embargo, la mayoría coinciden en disculpar a la administración de Barack Obama de algún papel en el golpe hondureño, haciendo responsables en su lugar a los rasgos del gobierno de George W. Bush y a los halcones que todavía andan por los pasillos de la Casa Blanca. La evidencia demuestra que sí, que es cierto que los halcones y los protagonistas de siempre de los golpes y sabotajes en América Latina también han participado esta vez, y además existen amplias pruebas que señalan el papel del gobierno de Obama.

[PARA QUIENES QUIERAN LEER MÁS SOBRE LOS DETALLES DE LA PARTICIPACIÓN DE WASHINGTON EN EL GOLPE, SIGUE ABAJO]

El Departamento de Estado
La nueva diplomacia estadounidense, denominada “smart power” (poder inteligente) ha jugado un papel principal antes, durante y después del golpe de Estado en Honduras. Los voceros del Departamento de Estado, admitieron en una rueda de prensa el 1 de julio, que tenían conocimiento previo del golpe y habían estado trabajando con los sectores que lo planificaban para buscar “otra solución”.(i) También admitieron que dos altos funcionarios del Departamento de Estado, el subsecretario de Estado para América Latina Thomas Shannon y el subsecretario de Estado James Steinberg, estuvieron en Honduras la semana anterior al golpe para mantener reuniones con los grupos civiles y militares que lo llevaron a cabo. Dicen que su propósito era “frenar” el golpe, sin embargo su presión verbal no concuerda con su respaldo a los sectores golpistas.

Después del golpe, la Secretaria de Estado Hillary Clinton publicó una declaración, el domingo 28 de junio, que no reconocía los sucesos como un “golpe” y tampoco exigía la restitución del presidente Zelaya en el poder. Adicionalmente, siempre hacía referencia a “las dos partes” del conflicto, legitimando a los golpistas y haciendo responsable públicamente al presidente Zelaya desde el primer día: “La acción contra el presidente hondureño Mel Zelaya viola los principios de la Carta Democrática de la OEA y debe ser condenado. Llamamos a todas las partes en Honduras a que respeten el orden constitucional y el Estado de derecho, que reafirmen su vocación democrática y se comprometan a resolver las disputas políticas de manera pacífica a través del diálogo. Honduras debe abrazar a los mismos principios de la democracia que ratificamos hace un mes en la reunión de la OEA celebrada en ese país.”(ii)

Y desde entonces, a pesar de diversas referencias al “golpe” de Honduras, el Departamento de Estado se negaba a calificarlo de golpe de Estado, lo que le obligaría a suspender toda clase de apoyo económico, diplomático y militar al país.

El 1 de julio, los voceros del Departamento de Estado lo explicaron de esta manera: “En referencia al propio golpe, lo mejor sería decir que fue un esfuerzo coordinado entre los militares y algunos actores civiles. Obviamente, los militares fueron quienes condujeron la remoción forzada del presidente y han actuado para asegurar el orden público durante este proceso. Pero para que el golpe sea más que una insurrección o una rebelión, hay que ver una transferencia del poder a los militares. Y en ese sentido el Congreso –la decisión del Congreso de juramentar a su presidente Micheletti, como presidente de Honduras, indica que el Congreso y miembros claves de éste han desempeñado un papel importante en esta situación.”(iii)

Esta posición ambigua, que condena los sucesos de Honduras como una ruptura del orden constitucional pero no llega a calificarlo como golpe de Estado ni exige la restitución del presidente Zelaya, se ratificó luego de la reunión que sostuvo la Secretaria de Estado Hillary Clinton con el presidente Zelaya el 7 de julio: “Acabo de celebrar una reunión productiva con el presidente Zelaya. Discutimos los sucesos de los últimos nueve días y el camino a seguir. Le reiteré que Estados unidos apoya la restitución del orden constitucional en Honduras. Seguimos apoyando los esfuerzos regionales a través de la OEA para lograr una resolución pacífica según las normas de la Carta Democrática. Llamamos a todas las partes a no cometer actos de violencia y a buscar una solución pacífica, constitucional y estable a las serias divisiones en Honduras, por medio del diálogo. Para ese fin, hemos trabajado con nuestros socios en el hemisferio para establecer una negociación, un diálogo que podría desembocar en una resolución pacífica de esta situación.”(iv)

Ya estaba claro, después de esa reunión, que Washington no iba a seguir abogando por el regreso del presidente Zelaya al poder, sino que buscaba “una negociación” con los golpistas que, al final, favoreciera los intereses estadounidenses. Fuentes cercanas a la Organización de Estados Americanos (OEA) afirman que una alta delegación estadounidense presente en la reunión del 4 de julio en la sede del organismo multilateral intensificó la presión hacia otros Estados para que aceptaran una salida “negociada” que no implicase necesariamente la restitución de Zelaya como presidente de Honduras.

Esta manera de desviar el tema, manipular el asunto y aparecer asumiendo una posición cuando en realidad las actuaciones demuestran lo contrario, forma parte de la nueva doctrina de Obama denominada “smart power” (poder inteligente), que pretende lograr los objetivos imperiales sin satanizar al gobierno de Washington. “Smart Power” es “la capacidad de combinar el ‘poder duro’ con el ‘poder suave’ para lograr una estrategia victoriosa. El ‘Smart Power’ utiliza estratégicamente la diplomacia, la persuasión, la construcción de capacidades, la proyección del poder militar, económico y político y la influencia imperial, de manera efectiva, con una legitimidad política y social.” Esencialmente, es una mezcla de la fuerza militar con todas las formas de la diplomacia, con énfasis en el uso de la “promoción de la democracia” como táctica para influir en el destino de los pueblos, en vez de perpetrar una invasión militar.


El embajador
El periodista Jean-Guy Allard ha revelado los orígenes del actual embajador de Estados Unidos en Honduras, Hugo Llorens (v). Según Allard, Hugo Llorens, un cubano de nacimiento que llegó a Estados Unidos como parte de la Operación Peter Pan, es “especialista en terrorismo… La Casa Blanca de George W. Bush captó al astuto Llorens en 2002, nada menos que como Director de asuntos andinos del Consejo Nacional de Seguridad de Washington D.C., lo que lo convirtió en el principal asesor del presidente sobre Venezuela. El golpe de Estado de 2002 contra el presidente Hugo Chávez se produjo mientras Llorens se encontraba bajo la autoridad del subsecretario de Estado para Asuntos hemisféricos, Otto Reich, y del muy controvertido Elliot Abrams. En julio de 2008, Llorens fue nombrado embajador en Honduras.”

El pasado 4 de junio, el embajador Llorens declaró a la prensa hondureña que “...Uno no puede violar la Constitución para crear una Constitución, porque si uno no tiene Constitución vive la ley de la jungla.”(vi) Esas declaraciones se emitieron en referencia a la encuesta popular sobre la convocatoria de una posible asamblea constituyente, que debería haber tenido lugar el 28 de junio si no hubiera ocurrido el golpe de Estado contra el presidente Zelaya. Los comentarios de Llorens no sólo ponen en evidencia su posición contra la encuesta, sino, además, su total injerencia en los asuntos internos de Honduras.

Pero Llorens no estaba solo en la región. Luego de su nombramiento como embajador en Honduras –cargo que obviamente se le asignó debido a la necesidad de neutralizar la creciente presencia de gobiernos izquierdistas en la región y la potencia regional del ALBA–, se nombraron varios embajadores más de Washington en los países vecinos, todos expertos en la desestabilización de la revolución cubana y operaciones psicológicas.

Primero llegó el diplomático Robert Blau a la embajada de Estados Unidos de El Salvador, el 2 de julio de 2008, como el segundo de la diplomacia estadounidense. En enero de este año, Blau asumió la embajada como encargado de negocios. Antes de su envío a El Salvador, Blau fue subdirector de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, luego de haber estado dos años en la Sección de Intereses de Washington en La Habana como asesor político. Fue tan eficiente en su trabajo en Cuba con la disidencia, que el Departamento de Estado le concedió el Premio James Clement Dunn a la Excelencia, debido a su labor con la oposición contrarrevolucionaria en Cuba. Llorens y Blau eran viejos amigos, luego de trabajar juntos en el equipo de Otto Reich en el Departamento de Estado.

Después fue nombrado Stephen McFarland como embajador de Estados Unidos en Guatemala, el 5 de agosto de 2008. McFarland, graduado de la Universidad de Guerra de Estados Unidos y ex miembro del equipo de combate número dos de los marines en Iraq, era el segundo en la Embajada de Estados Unidos en Venezuela bajo William Brownfield, quien incrementó de manera alarmante el apoyo financiero y político a la oposición contra Chávez. Luego, McFarland estuvo en la embajada de Estados Unidos en Paraguay, apoyando la construcción de la base militar del Pentágono en ese país. McFarland también fue director de Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado y su perfil lo destaca como un experto “en transiciones democráticas, derechos humanos y seguridad.”

El embajador Robert Callahan llegó a Managua, Nicaragua, también a principios de agosto. Ha trabajado en las embajadas en La Paz, Bolivia, y San José, Costa Rica, y ha sido profesor en la Universidad Nacional de Guerra de Estados Unidos. En 2004 fue enviado a Iraq como agregado de prensa de la embajada en Bagdad. A su regreso, estableció la oficina de prensa y propaganda de la recién creada Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) de Washington, que en la actualidad es el órgano más poderoso de la inteligencia estadounidense.

Juntos, estos embajadores –expertos en golpes de Estado, desestabilización y propaganda– han preparado el terreno para el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras.

Financiamiento a los golpistas
Justo en el mes anterior del golpe contra el presidente Zelaya se formó una coalición entre diferentes organizaciones no gubernamentales, empresarios, partidos políticos, la iglesia católica y los medios de comunicación, denominada “la unión cívica democrática”. Su único propósito era derrocar al presidente Zelaya para impedir que abriera el camino a una asamblea constituyente que permitiría al pueblo alzar su voz y participar en su proceso político.

La “unión cívica democrática” de Honduras esta compuesta por organizaciones como el Consejo Nacional Anticorrupción, el Arzobispado de Tegucigalpa, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), el Consejo de Rectores de Universidades, la Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH), el Foro Nacional de Convergencia, la Federación Nacional de Comercio e Industrias de Honduras (FEDECAMARA), la Asociación de Medios de Comunicación (AMC), el Grupo Paz y Democracia y el grupo estudiantil Generación X Cambio.

La mayoría de estas organizaciones han sido beneficiarias de los más de 50 millones de dólares que anualmente invierten la USAID y la NED en el “desarrollo democrático” en Honduras. De hecho, un informe de la USAID sobre su financiamiento y trabajo con COHEP, destaca que “el perfil bajo de la USAID en este proyecto ayudó a asegurar la credibilidad de COHEP como una organización hondureña y no un brazo de la USAID.”

Los voceros de la unión cívica democrática de Honduras en representación, según ellos, de la “sociedad civil”, declararon a la prensa hondureña el 23 de junio –cinco días antes del golpe contra el presidente Zelaya– que “confían en que las fuerzas armadas cumplirán con su deber de defender la Constitución, el Estado de Derecho, la paz y la democracia.” Cuando sucedió el golpe, el día 28 de junio, fueron los primeros que salieron a decir que no hubo un golpe de Estado, sino que habían “rescatado su democracia” de las manos del presidente Zelaya, cuyo crimen fue querer dar al pueblo voz, visibilidad y participación. También en representación de los sectores de clase media y alta, la unión cívica democrática ha calificado a los sectores que apoyan al presidente Zelaya de “turbas”.

El Instituto Republicano Internacional, que recibe fondos de la National Endowment for Democracy (NED), obtuvo más de 1,2 millones de dólares en 2009 para trabajar con los sectores políticos en Honduras. Su trabajo se ha dedicado a apoyar los “centros de pensamiento” y “grupos de presión” en Honduras, para influir en los partidos políticos y “apoyará iniciativas para implementar posiciones políticas durante las campañas de 2009.” Ésta es una clara intervención en la política interna de Honduras y evidencia del financiamiento de la NED a los sectores golpistas del país.

El lobby de Washington
El senador republicano John McCain, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, ayudó coordinar la visita de la delegación golpista de Honduras a Washington durante la semana pasada. McCain es conocido por su dura postura contra Venezuela, Bolivia y otros países de la región considerados “anti imperialistas” y por sus estrechos vínculos con la mafia cubana en Miami. McCain también es jefe del Instituto Republicano Internacional (IRI), ente financiero de los golpistas de Honduras.

McCain ofreció los servicios de su empresa de lobby, The Cormac Group, que organizó una rueda de prensa de los golpistas en el National Press Club el 7 de junio.
Pero más allá de la conexión republicana con los golpistas hondureños, hay un vínculo más comprometedor con la actual administración demócrata de Barack Obama. El abogado Lanny Davis fue contratado por la sede hondureña del Consejo de Empresarios de América Latina (CEAL) para hacer lobby a favor de los golpistas y convencer a los poderes de Washington de que deben aceptar y reconocer al gobierno de facto de Honduras. Lanny Davis fue abogado del ex presidente Bill Clinton cuando estaba en la Casa Blanca, y es un conocido amigo y asesor de la actual Secretaria de Estado Hillary Clinton. Davis está organizando una ofensiva diplomática y mediática a favor de los golpistas, incluida la compra de publicidad en periódicos estadounidenses, y organizando reuniones entre los representantes golpistas y diferentes congresistas, senadores y funcionarios del gobierno de EEUU. CEAL esta compuesto por los empresarios latinoamericanos que más han promovido atentados contra los movimientos populares en la región. Por ejemplo, el actual representante de Venezuela en el CEAL es Marcel Granier, presidente de RCTV, la cadena de televisión que promovió e intentó legitimar el golpe de Estado contra el presidente Chávez.

Como parte de este esfuerzo, lograron una audiencia especial ante el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos, con la participación de congresistas demócratas y republicanos, y los testimonios de personajes promotores del golpe, como Michael Shifter del Diálogo Interamericano de Washington, Guillermo Pérez-Cadalso, ex Canciller y Magistrado de la Corte Suprema de Honduras, y el famoso Otto Reich, cubano-americano conocido por su papel en la mayoría de las actividades de desestabilización contra gobiernos izquierdistas en América Latina desde los años ochenta. Como resultado de este encuentro, el Congreso de Estados Unidos está promoviendo una resolución que reconozca como legítimo al gobierno de facto de Honduras.

Otro resultado del lobby de Lanny Davis fue la reunión convocada en el Consejo de las Américas el 9 de junio, en donde participó Jim Swigert, director de los programas de América Latina y el Caribe para el Instituto Demócrata Nacional (NDI), que recibe su financiamiento de la NED, Cris Arcos, antiguo embajador de EEUU en Honduras y Adolfo Franco, ex administrador de la USAID para América Latina y el Caribe y encargado del programa de “transición” en Cuba. Estos tres personajes han trabajado como asesores del gobierno de Obama frente a la crisis en Honduras. Franco, quien también fue asesor de política exterior para el senador John McCain durante su campaña presidencial en 2008, ha sido acusado de corrupción por su mal manejo de los fondos de la USAID para el programa de “promoción de la democracia” en Cuba, gran parte de los cuales se dieron a grupos de Miami, como el Comité para una Cuba Libre y el Instituto para Estudios Cubanos en Miami, sin pasar por ningún proceso transparente de revisión.

Negroponte y Reich, de nuevo
Muchos han especulado sobre el papel del antiguo embajador de Estados Unidos en Honduras, John Negroponte, quien dirigió la fuerza paramilitar denominada “la contra” y los escuadrones de muerte contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica durante los años ochenta. Negroponte tuvo varios cargos durante la administración de George W. Bush: embajador de EEUU en Iraq, embajador ante las Naciones Unidas, director nacional de Inteligencia y, por último, subsecretario de Estado bajo Condoleezza Rice. A su salida del Departamento de Estado, Negroponte pasó al sector privado. Le ofrecieron un trabajo como vicepresidente de la firma consultora más influyente de Washington, McLarty Associates. Negroponte aceptó.

McLarty Associates fue fundada por Thomas “Mack” McLarty, ex jefe de gabinete del presidente Bill Clinton y enviado especial a América Latina durante su presidencia. Actualmente, McLarty maneja la consultora más poderosa de Washington. Hasta el año 2008, McLarty Associates se llamaba Kissinger-McLarty Associates debido a la unión entre Thomas McLarty y Henry Kissinger, que evidencia la unión política entre los sectores demócratas y republicanos en Washington.

En su nuevo cargo, John Negroponte trabaja como asesor sobre política exterior del Departamento de Estado bajo Hillary Clinton. Recordemos que el embajador estadounidense en Honduras, Hugo Llorens, trabajaba bajo el comando de Negroponte durante la mayoría de su gestión.

Otto Reich lleva unos años trabajando en una campaña contra el presidente Zelaya. Fue demandado por Zelaya en abril 2009 por haberlo acusado públicamente de robar 100 millones de dólares de la empresa estatal de telecomunicaciones, Hondutel. Resulta que Reich hacía lobby para una empresa privada de telecomunicaciones que quería privatizar Hondutel. Ahora, con Zelaya destituido y un empresario en el poder, lo más probable es que Reich consiga su negocio multimillonario.

Reich fundó una organización en Washington, llamada Arcadia Foundation(vii) junto a un venezolano, Robert Carmona-Borjas, abogado especialista en temas militares, vinculado al golpe de abril de 2002 en Venezuela, según su propio perfil. Robert Carmona-Borjas supuestamente estuvo en Miraflores con Pedro Carmona durante el golpe de abril de 2002 y escapó, junto a Carmona, del palacio cuando fue tomado por la guardia de honor presidencial. Desde entonces vive en Washington, DC. Desde el año pasado, Reich y Carmona-Borjas han llevado una campaña contra Zelaya por asuntos de corrupción, con una serie de micros que hablan de corrupción, libertad de expresión y cambio en Honduras.(viii)

Carmona-Borjas ha viajado con frecuencia a Honduras durante los últimos meses, incluso hablando de golpe de Estado “técnico” junto con otros actores, como el defensor del pueblo hondureño, Ramón Custodia, quien declaró a comienzos de junio que “Los golpes son una posibilidad que puede ocurrir en cualquier escenario político”. Luego del golpe, el 3 de julio, Robert Carmona-Borjas apareció en Honduras en la concentración de los golpistas en Tegucigalpa, y fue reconocido como un actor importante que hizo posible la salida de Zelaya y la llegada al poder de Micheletti.(ix)

El poder militar
Estados Unidos mantiene una presencia militar muy grande en la base de Soto Cano (Palmerola), ubicada a 97 kilómetros de la capital, que ha estado operativa constantemente desde el año 1981, cuando fue activada por el gobierno de Estados Unidos durante la administración de Ronald Reagan.

En los años ochenta, Soto Cano se utilizó por el coronel estadounidense Oliver North, como una base de operaciones para la “Contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), encargadas de ejecutar la guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica, y particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Desde Soto Cano, la “Contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de muerte y misiones especiales que dieron como resultado miles de asesinatos, desaparecidos, torturados, lisiados y aterrorizados en Centroamérica.

John Negroponte, entonces embajador de EEUU en Honduras, junto a Oliver North y Otto Reich, dirigían estas operaciones sucias.

La base de Soto Cano es la sede de la Fuerza de Tarea Conjunta “Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer batallón-regimiento Número 228 de la aviación estadounidense. Son 600 personas en total y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Soto Cano también es la sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños y estadounidenses viven en las instalaciones de la base.

La Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país. Un acuerdo “de mano” entre Washington y Honduras autoriza la importante y estratégica presencia de los cientos de militares estadounidenses en la base, en un acuerdo “semipermanente”. El acuerdo se realizó en 1954 como parte de la ayuda militar que Estados Unidos ofrecía a Honduras. La base primero fue utilizada por la CIA para lanzar el golpe contra Jacobo Arbenz en Guatemala.

Cada año, Washington autoriza cientos de millones de dólares en ayuda militar y económica a Honduras, que es el tercer país más pobre del hemisferio. Este acuerdo que permite la presencia militar de Estados Unidos en el país centroamericano puede retirarse sin aviso.

El 31 de mayo de 2008, el presidente Manuel Zelaya anunció que Soto Cano (Palmerola) se utilizará para vuelos comerciales internacionales. La construcción del terminal civil se financió con un fondo del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas).
Los dos generales con mayor participación en el golpe contra Zelaya son graduados de la Escuela de las Américas y mantienen lazos estrechos con los militares estadounidenses en Honduras. El comandante de la Aviación de Honduras, general Luis Javier Prince Suazo, estudió en la famosa Escuela de las Américas de Estados Unidos en 1996. El jefe del estado mayor conjunto, general Romeo Vásquez, destituido por el presidente Zelaya el 24 de junio por desobedecer sus órdenes, y luego actor principal en el golpe militar sólo días después, también es graduado de la Escuela de las Américas. Los dos altos oficiales hondureños mantienen relaciones muy estrechas con el Pentágono y las fuerzas militares estadounidenses en Soto Cano.
El embajador de Estados Unidos en Honduras que cambió en septiembre 2008, Charles Ford, fue transferido al Comando Sur en Miami para encargarse de la asesoría para el Pentágono sobre América Latina.

Los militares hondureños están financiados, entrenados, adoctrinados y comandados por el ejército estadounidense sobre la base de la doctrina anti izquierdista y anti socialista. Por eso era tan fácil actuar contra el presidente Zelaya, su comandante en jefe, porque lo veían como parte de la “amenaza izquierdista”, contra la que llevan combatiendo desde hace decenios.(x)

De todas estas evidencias –y habrá más en el futuro– se comprueba el inconfundible papel de Washington en el golpe de Estado en Honduras contra el presidente Zelaya.

(i) http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2009/july/125564.htm
(ii) http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/06/125452.htm
(iii) Ver nota 1.
(iv) http://www.state.gov/secretary/rm/2009a/july/125753.htm
(v) http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?28366
(vi) http://www.elheraldo.hn/País/Ediciones/2009/06/05/Noticias/Lo-que-se-haga-debe-ser-legal-y-constitucional
(vii) www.arcadiafoundation.org
(viii) http://www.arcadiafoundation.org/videos.html
(ix) http://www.youtube.com/watch?v=ukacM-77lXs.
(x) http://www.aporrea.org/actualidad/n138264.html

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Honduras y la política del “doble carril” de EUA

Hugo Morliz Mercado, rebelion.org

Hasta que el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, no retorne a Tegucigalpa, con todos los poderes establecidos en la Constitución Política del Estado de ese país centroamericano, hay que tener cuidado con la política del "doble carril". Hay demasiada experiencia en "Nuestra América" sobre las hábiles "movidas" diplomáticas de la Casa Blanca y de la capacidad de sus organismos de inteligencia para generar confusiones y finalmente salirse con las suyas.

"La política del doble carril" ha sido desarrollada por Estados Unidos en la década de los 80 contra la Revolución nicaragüense. Las dos tácticas de una misma estrategia (derrotar al sandinismo), se tradujeron en la combinación de la guerra, cuya base militar estaba en Honduras, y el impulso de diálogos demandados por sectores opositores a la intervención militar, pero contrarios al entonces presidente Daniel Ortega. Tanto la organización y el financiamiento de "los contras" como la fabricación de espacios de diálogo sirvieron para desgastar al gobierno revolucionario. En 1989, el FSLN perdía el poder conquistado por las armas en 1979.

Pero si el ejemplo arriba señalado podría ser descalificado por el tiempo transcurrido o justificado por haber sucedido en plena Guerra Fría, el caso Haití es lo bastante demostrativo de la doble moral con la cual actúa la burguesía imperial.

El domingo 29 de febrero del 2004 un golpe de Estado depuso al presidente Jean Bertrand Aristide. Estados Unidos y la OEA condenaron duramente la interrupción de la institucionalidad democrática. Luego, una carta de renuncia del presidente haitiano fue divulgada sin previa confirmación. La expectativa de los que apostaban a presenciar, producto de la posición estadounidense, el retorno del presidente depuesto a Puerto Príncipe, se fue diluyendo conforme pasaban los días y en la medida que el imperio trabajaba por abrir una transición que tomara en cuenta a los sectores en conflicto.

Las declaraciones de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a media tarde del domingo 28 de junio, parecen confirmar los datos de la experiencia histórica. "Cuando yo hablo de apoyar el trabajo de la OEA, es una cuestión de trabajar con los partidos en Honduras, porque todos los partidos involucrados den un paso atrás y mirar cómo sus instituciones democráticas deberían funcionar", ha sostenido la alta funcionaria estadounidense. Qué habrá querido decir Clinton con que "se debe entender que hay mucho en juego para mantener la democracia, no queremos ir hacia atrás y queremos que todos los partidos jueguen un papel responsable en ese aspecto". Ojalá que el "no ir atrás" no sea avalar la destitución de Zelaya, quien no cuenta con el respaldo de los partidos en el Congreso Nacional, incluido el partido liberal con el cual ganó las elecciones en el 2005, por asumir posiciones latinoamericanistas, o hacer un borrón y cuenta nueva de tal manera que los protagonistas del golpe de Estado —el primero en la era Obama—, no sean enjuiciados y condenados.

No hubo, ni con Dan Restrepo ni con Clinton, una condena al secuestro de Zelaya ni al golpe de Estado en los términos que se esperaba de una administración interesada, según dice, en reconstruir sus vínculos con América Latina. Por lo demás, llama la atención que la vicepresidenta del Congreso de Honduras, Marcia Villeda, haya declarado a la CNN que durante más de una semana se buscó una solución que evitara la consulta y que en los diálogos participó el embajador de EE.UU., Hugo Llorens.
Otras lecturas de los sucesos de Honduras, como el realizado por la investigadora Eva Golinger, conducen a pensar en la participación del Pentágono y la CIA, lo cual, de todas maneras, levanta un montón de interrogantes sobre la real información disponible por la administración Obama antes y durante el golpe militar, aunque parece ser una exageración sugerir que la causa del golpe habría sido expulsar a los militares estadounidenses de Honduras.

Estados Unidos, que en la primera mitad del siglo XX encontró a la United Fruit y a la Rosario Minning controlando casi el 100% de la exportación de bananos y minerales, cuenta con una base militar en Soto Cano, a 97 kilómetros de la capital, y los militares hondureños poco o casi nada hacen sin el consentimiento de sus similares estadounidenses. De hecho, es poco probable que los militares hondureños hubiesen activado este golpe sin el consentimiento de los altos mandos militares asentados en ese país o que la inteligencia estadounidense, muy activa en ese país centroamericano, no se hubiese percatado del plan antidemocrático.

Lo que no hay duda es que la reacción de la Casa Blanca se fue modificando conforme el escenario hondureño e internacional iba mostrando una contundente condena al golpe de Estado que la burguesía de ese país, profundamente vinculada a compañías estadounidenses, perpetró cobardemente y apoyada en el silencio mediático contra la democracia y el gobierno legítimamente constituido. Al principio Obama, en la voz de Dan Restrepo, expresó su preocupación (no empleó la palabra condena) por los hechos acaecidos, y exhortó a "que los hondureños resuelvan sus problemas, sin la participación de ninguna interferencia extranjera". En horas de la tarde, el asesor de la administración demócrata para América Latina reiteró casi las mismas palabras.

Estados Unidos ha terminado plegándose a la condena internacional liderada por los países miembros del ALBA-TCP. Otra cosa no podía hacer y el costo hubiese sido demasiado alto. Pero eso no significa que la burguesía imperial no vaya a reeditar la "política del doble carril". Su renuncia a la subversión y contrainsurgencia sería negar su propia naturaleza.

"Nuestra América" ya no es la misma de la década de los 70. La rápida reacción de los gobiernos progresistas y revolucionarios ha sido, a pesar del comportamiento de los medios de información transnacional, decisiva para evitar la consolidación del régimen de facto. Por lo demás, si de medios se trata, Telesur ha demostrado, por si quedaban dudas, cuán acertada ha sido la decisión de crearla.

Por eso, para que Honduras no sea la Nicaragua de los 80 y el Haití del 2004, es necesario incrementar la presión de los pueblos y gobiernos "nuestroamericanos" y mantenerse vigilantes con lo que vaya a hacer Estados Unidos. Honduras puede ser un globo de ensayo.

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Reflexiones de Fidel Castro: Muere el golpe o mueren las constituciones

Los países de América Latina luchaban contra la peor crisis financiera de la historia dentro de un relativo orden institucional. Cuando el Presidente de Estados Unidos Barack Obama, de viaje en Moscú para abordar temas vitales en materia de armas nucleares, declaraba que el único presidente constitucional de Honduras era Manuel Zelaya, en Washington la extrema derecha y los halcones maniobraban para que éste negociara el humillante perdón por las ilegalidades que le atribuyen los golpistas.

Era obvio que tal acto significaría ante los suyos y ante el mundo su desaparición de la escena política. Está probado que cuando Zelaya anunció que regresaría el 5 de julio, estaba decidido a cumplir su promesa de compartir con su pueblo la brutal represión golpista.

Con el Presidente viajaban Miguel d´Escoto, presidente pro témpore de la Asamblea General de la ONU, y Patricia Rodas, la canciller de Honduras, así como un periodista de Telesur y otros, hasta 9 personas. Zelaya mantuvo su decisión de aterrizar. Me consta que en pleno vuelo, cuando se aproximaba a Tegucigalpa, se le informó desde tierra sobre las imágenes de Telesur, en el instante que la enorme masa que lo esperaba en el exterior del aeropuerto, estaba siendo atacada por los militares con gases lacrimógenos y fuego de fusiles automáticos.

Su reacción inmediata fue pedir altura para denunciar los hechos por Telesur y demandar a los jefes de aquella tropa que cesara la represión. Después les informó que procedería al aterrizaje. El alto mando ordenó entonces obstruir la pista. En cuestión de segundos vehículos de transporte motorizados la obstruyeron.

Tres veces pasó el Jet Falcon, a baja altura, por encima del aeropuerto. Los especialistas explican que el momento más tenso y peligroso para los pilotos es cuando naves rápidas y de poco porte, como la que conducía al Presidente, reducen la velocidad para hacer contacto con la pista. Por eso pienso que fue audaz y valiente aquel intento de regresar a Honduras.

Si deseaban juzgarlo por supuestos delitos constitucionales, ¿por qué no le permitieron aterrizar? Zelaya sabe que estaba en juego no solo la Constitución de Honduras, sino también el derecho de los pueblos de América Latina a elegir a sus gobernantes.

Honduras es hoy no solo un país ocupado por los golpistas, sino además un país ocupado por las fuerzas armadas de Estados Unidos. La base militar de Soto Cano, conocida también por su nombre de Palmerola, ubicada a menos de 100 kilómetros de Tegucigalpa, reactivada en 1981 bajo la administración de Ronald Reagan, fue la utilizada por el coronel Oliver North cuando dirigió la guerra sucia contra Nicaragua, y el Gobierno de Estados Unidos dirigió desde ese
punto los ataques contra los revolucionarios salvadoreños y guatemaltecos que costaron decenas de miles de vidas.

Allí se encuentra la "Fuerza de Tarea Conjunta Bravo" de Estados Unidos, compuesta por elementos de las tres armas, que ocupa el 85 por ciento del área de la base. Eva Golinger divulga su papel en un artículo publicado en el sitio digital Rebelión el 2 de julio de 2009, titulado "La base militar de Estados Unidos en Honduras en el centro del golpe". Ella explica que "la Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país. Un acuerdo `de mano' entre Washington y Honduras autoriza la importante y estratégica presencia de los cientos de militares estadounidenses en la base, por un acuerdo `semi-permanente'. El acuerdo se efectuó en 1954 como parte de la ayuda militar que Estados Unidos ofrecía a Honduras… el tercer país más pobre del hemisferio." Ella añade que "…el acuerdo que permite la presencia militar de Estados Unidos en el país centroamericano puede ser retirado sin aviso".

Soto Cano es igualmente sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Parte de los componentes de la fuerza de tarea militar de Estados Unidos está integrada por soldados hondureños. ¿Cuál es el objetivo de la base militar, los aviones, los helicópteros y la fuerza de tarea de Estados Unidos en Honduras? Sin duda que sirve únicamente para emplearla en Centroamérica. La lucha contra el narcotráfico no requiere de esas armas.

Si el presidente Manuel Zelaya no es reintegrado a su cargo, una ola de golpes de Estado amenaza con barrer a muchos gobiernos de América Latina, o quedarán éstos a merced de los militares de extrema derecha, educados en la doctrina de seguridad de la Escuela de las Américas, experta en torturas, la guerra psicológica y el terror. La autoridad de muchos gobiernos civiles en Centro y Suramérica quedaría debilitada. No están muy distantes aquellos tiempos tenebrosos. Los militares golpistas ni siquiera le prestarían atención a la administración civil de Estados Unidos. Puede ser muy negativo para un presidente que, como Barack Obama, desea mejorar la imagen de ese país. El Pentágono obedece formalmente al poder civil. Todavía las legiones, como en Roma, no han asumido el mando del imperio.

No sería comprensible que Zelaya admita ahora maniobras dilatorias que desgastarían las considerables fuerzas sociales que lo apoyan y solo conducen a un irreparable desgaste.

El Presidente ilegalmente derrocado no busca el poder, pero defiende un principio, y como dijo Martí: "Un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército."

Fidel Castro Ruz
Julio 10 de 2009


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La base militar de EUA en Honduras en el centro del golpe

Eva Golinger

Durante la madrugada del domingo 28 de junio, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue secuestrado y sacado a la fuerza por militares encapuchados de su residencia presidencial en Tegucigalpa. Lo trasladaron a la base militar Hernán Acosta Mejía, en las afueras de Tegucigalpa. Luego de permanecer durante un tiempo en dicha base militar, el presidente Zelaya fue enviado a Costa Rica en el avión presidencial, país que lo recibió mientras el brutal golpe militar aún estaba en pleno desarrollo en Honduras. Mientras ocurría el golpe de Estado, los militares estadounidenses y los representantes de Washington en la embajada de EEUU en Tegucigalpa tenían pleno conocimiento de los sucesos.
Estados Unidos mantiene una base militar en Soto Cano, ubicada a 97 kilómetros de la capital, operativa desde el año 1981, cuando fue activada por el gobierno estadounidense durante la administración de Ronald Reagan. En los años ochenta, Soto Cano fue utilizada por el Coronel estadounidense Oliver North como una base de operaciones de la “contra”, las fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) encargadas de ejecutar la guerra contra los movimientos izquierdistas en Centroamérica, y particularmente contra el gobierno sandinista de Nicaragua. Desde Soto Cano, la “contra” lanzaba sus ataques terroristas, escuadrones de muerte y misiones especiales que dieron como resultado miles de asesinatos, desaparecidos, torturados, lisiados y aterrorizados en Centroamérica.

La base de Soto Cano es la sede de la “Fuerza de Tarea Conjunta Bravo” (JTF-B) de Estados Unidos, compuesta por efectivos del ejército, las fuerzas aéreas, fuerzas de seguridad conjuntas y el primer batallón-regimiento número 228 de la aviación estadounidense. Son aproximadamente 600 personas y 18 aviones de combate, incluidos helicópteros UH-60 BlackHawk y CH-47 Chinook. Soto Cano también es la sede de la Academia de la Aviación de Honduras. Más de 650 ciudadanos hondureños y estadounidenses viven dentro de las guarniciones de la base. En 2005, se empezaron a construir viviendas dentro de la base, incluidos 44 edificios de apartamentos y varias residencias para las tropas.

La Constitución de Honduras no permite legalmente la presencia militar extranjera en el país. Un acuerdo “de mano” entre Washington y Honduras autoriza la importante y estratégica presencia de los cientos de militares estadounidenses en la base, por un acuerdo “semi-permanente”. El acuerdo se efectuó en 1954 como parte de la ayuda militar que Estados Unidos ofrecía a Honduras. Todos los años, Washington autoriza cientos de millones de dólares de ayuda militar y económica a Honduras, que es el tercer país más pobre del hemisferio. Este acuerdo que permite la presencia militar de Estados Unidos en el país centroamericano puede ser retirado sin aviso.

El 31 de mayo de 2008, el presidente Manuel Zelaya anunció que Soto Cano (Palmerola) se utilizará para vuelos comerciales internacionales. La construcción del terminal civil se financió con un fondo del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas).

El comandante de la aviación de Honduras, general Luis Javier Prince Suazo, estudió en la famosa Escuela de las Américas de Estados Unidos en 1996. El jefe del estado mayor conjunto, general Romeo Vásquez, destituido por el presidente Zelaya el 24 de junio por desobedecer sus órdenes, y luego actor principal en el golpe militar pocos días después, también es graduado de la Escuela de las Américas. Los dos altos oficiales hondureños mantienen relaciones muy estrechas con el Pentágono y las fuerzas militares estadounidenses en Soto Cano.

Aunque Honduras depende económicamente de Estados Unidos, durante los últimos meses la relación diplomática entre ambos países comenzó a deteriorarse. En noviembre 2008, el presidente Zelaya felicitó al presidente Obama por su victoria electoral, calificándola como “una esperanza para el mundo”. Pero dos meses después, Zelaya envió una carta personal a Obama, en la que acusaba a Estados Unidos de “intervencionismo” y llamando al nuevo gobierno a “respetar a los principios de no injerencia en los asuntos políticos de otras naciones.” Zelaya también exhortó al Presidente Obama a “revisar los procedimientos de inmigración y la concesión de visas como un mecanismo de presión contra personas que tengan creencias distintas e ideologías que no representan ninguna amenaza para Estados Unidos.” Adicionalmente, el presidente hondureño le comentó que “la lucha legítima contra el narcotráfico… no se debe utilizar como una excusa para imponer políticas intervencionista en otros países.” Poco después, el presidente Zelaya, junto con presidente Daniel Ortega de Nicaragua, boicoteó una reunión del Sistema de Integración de Centro América (SICA), en la que iba a estar presente el vicepresidente estadounidense Joe Biden.

Washington ha admitido que tenía conocimiento previo del golpe de Estado en Honduras desde hacía más de una semana. En declaraciones a la prensa este lunes, dos voceros del Departamento de Estado comentaron que su embajador y un equipo de la diplomacia estadounidense “estaban en conversaciones” con los actores principales del golpe desde hace un mes. Esas “conversaciones” se intensificaron durante la semana pasada, cuando el embajador estadounidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens, se reunió tres veces con los militares golpistas y los grupos civiles para tratar de buscar otra salida.

La administración Obama ha condenando al golpe en Honduras, pero de manera muy mesurada, calificándolo como una acción que está “evolucionando hacia un golpe”, pero confirmando que legalmente no lo considera un golpe de Estado. Esta ambigüedad permite a Estados Unidos mantener la relación diplomática con Honduras y el gobierno de facto, reconocer al gobierno golpista, y mantener la ayuda militar y económica al país. En caso de calificar los hechos como un golpe de Estado, según la ley, Estados Unidos estaría obligado a romper las relaciones diplomáticas y a suspender la mayoría del apoyo económico y militar al país.

Obviamente, Washington no quiere arriesgarse al cierre de su base militar en Soto Cano y a la expulsión de sus 600 efectivos militares. Además, la mayoría de las fuerzas armadas hondureñas y los altos oficiales que han participado en el golpe son aliados y socios importantes del Pentágono. Las actuaciones del presidente Zelaya de construir un terminal civil en Soto Cano y autorizar vuelos internacionales comerciales, realizadas con los fondos del ALBA, se podrían entender fácilmente como una amenaza para el futuro de la presencia militar estadounidense en Honduras. Además de otras razones, ésta podría explicar la ambigüedad pública de Obama frente al golpe en Honduras.

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